domingo, 5 de octubre de 2014

Guía para una vida fructífera : Meditación Diaria

 

Meditación diaria

Guía para una vida fructífera

Leer | Mateo 28.16-20

Como creyentes, anhelamos vivir agradando al Señor. Pero para ello, necesitamos un guía que nos ayude. Imagine que tiene la siguiente conversación con Dios, y luego trate de obedecerle. 
—Padre celestial, ¿quisieras ser mi guía? 
—Sí, quiero serlo. Mientras viajemos, quiero que recuerdes que sé a dónde estoy yendo. Cada parada a lo largo del camino está planeada para convertirte en la rama fructífera que anhelas ser. El camino puede ser a través de montañas cubiertas de nieve, por caminos pedregosos, o por valles que te tentarán a dejar la travesía. ¿Mantendrás tus ojos en mí, y me obedecerás, sin importar lo difícil que te resulte? 
—Sí, Padre. 
—Entonces, comencemos tu primera lección: Tienes que pisar donde yo piso. 
—Pero, Padre, tus huellas están muy lejos de mí. 
—Las acomodaré para ti. 
—Sé que vas a caminar demasiado rápido. 
—Nunca caminaré más rápido de lo que sé que puedes caminar. 
—Me canso fácilmente. 
—Podrás apoyarte en mi brazo. 
—¿Y si tropiezo? 
—Te levantaré y sanaré tus heridas. Pero, te tengo una segunda lección: Tendrás que seguirme aunque no puedas verme. 
—Padre, ¿cómo voy a saber por dónde caminar? 
—Usa mi Palabra, la Biblia. Consúltala para tener dirección y seguridad de que estoy contigo, y de que sigo guiándote. 
—Padre, ¿y si me confundo? 
—Recuerda mis enseñanzas. Recuerda quién soy, y confía en mí. Clama a mí, y yo te responderé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario